Bandas latinas en Madrid

Bandas latinas en Madrid

El fenómeno de las bandas latinas está últimamente muy de actualidad, por desgracia, ya que es muy frecuente que tengamos noticias sobre ellas y sus actividades delictivas. No es una modalidad delictiva reciente, las bandas empezaron a actuar en Estados Unidos en los principios del siglo XX.

Sin embargo, en España no se han empezado desarrollar hasta los años 80, y probablemente ahora sea uno de los momentos de más efervescencia de estos grupos, cuando están más en auge.

No vamos a entrar en la raíz de la creación de estos grupos, pero podríamos decir que específicamente en España se trata de jóvenes inicialmente latinoamericanos que, al haber emigrado de sus países a España, y sin tener la intención de formar una banda o pertenecer a ella, quizá por las condiciones culturales, laborales o sociales estén condicionados a agruparse para suplir carencias familiares, separación de sus amistades en sus países de origen, o por falta de integración escolar.

En cualquier caso, se trata de grupos normalmente de jóvenes, muchas veces menores de edad, organizados con una jerarquía en la que en la cúspide hay un jefe, pero que a su vez tienen otros subgrupos dentro de la banda (capítulos, coros, pueblos), que tienen a su vez otros jefes de menor importancia. Evidentemente, tienen sus propias normas, un vocabulario especializado, rituales de ingreso o permanencia de la banda, tradiciones propias, marcadores simbólicos (el nombre, gestos de saludo, vestimenta o collares con un código de colores).

La policía de la Generalidad de Cataluña, (los Mozos de Escuadra), los ha definido como “nuevos grupos juveniles organizados y violentos”, con unas características definidas como que son grupos juveniles con su propia identificación y simbología, organizados, violentos y nuevos.

Actualmente, los más importantes que hay en España son los Latin King, los Ñetas, los Dominican Dont’t Play, los Trinitarios y la Mara Salvatrucha.

Normalmente asociamos las bandas latinas a las peleas, generalmente con armas blancas (machetes, cuchillos, navajas), producto de la rivalidad entre grupos distintos, como es el caso de los Dominican Don’t Play y los Trinitarios, que son rivales directos. Estos enfrentamientos dan lugar muy frecuentemente a delitos de lesiones, que suelen ser graves y con instrumento peligroso, como se está diciendo, y por supuesto homicidios.

Pero en muchas ocasiones también están relacionados con otros delitos como robos y tráfico de drogas.

Como se decía, son organizaciones con un carácter de permanencia y una estructura jerárquica muy consolidada, incluso con sus propias normas internas que los miembros deben respetar. Pertenecer a una banda no es tan sencillo como pudiera parecer, puesto que el aspirante a miembro debe solicitarlo, y el grupo valorar su admisión, normalmente tras la superación de unas pruebas y unos rituales. De hecho, tampoco es tan sencillo salir de la banda por propia voluntad. Veamos una noticia que ha salido muy recientemente en la que seis trinitarios han sido detenidos por atacar a uno de sus miembros por querer dejar la banda, llegando casi a cortarle el brazo, ya que le atacaron con un machete.

Y por supuesto, por desgracia son muy abundantes las noticias de las agresiones que se producen como consecuencia de enfrentamientos entre bandas rivales, enfrentamientos que son provocados y alentados a través de las redes sociales, llegando incluso en ocasiones a quedar expresamente para pelearse. Otras veces, en cambio, puede producirse un encuentro casual entre miembros de bandas rivales y llevarse a cabo un ataque sin haberlo planeado previamente.

La noticia que se recoge a continuación es un caso de ”caída”, que es como se llama a los ataques por sorpresa que realizan estas bandas. Sucedió en septiembre de 2019 en Vallecas, como manifestación de su autoridad y dominio territorial frente a la banda rival de los Trinitarios.

En este caso la condena ha sido por delitos de homicidio en grado de tentativa, lesiones, tenencia ilícita de armas y pertenencia a organización criminal.

Pero como se decía, también en ocasiones quedan a través de las redes sociales para pelearse, como es lo que sucedió el pasado 3 de marzo en un parque de Madrid como se recoge en esta noticia.

Podemos pensar en que los miembros de las bandas latinas son varones, pero no siempre es así como también hay chicas jóvenes entre sus miembros. En esta noticia también de actualidad, puesto que es del 16 de febrero de este año, un grupo de chicas que la policía cree que son DDP (Dominican Don’t Play), atacó a otra menor en Usera. Según la noticia, la víctima estaba amenazada por otras chicas, y pidió ayuda a varias amigas para que la protegieran, a pesar de lo cual fue atacada. La policía investiga este hecho porque considera que era “la prueba de acceso” a la banda, que las agresiones aún no pertenecían formalmente a esta banda latina y que cometieron la agresión para demostrar que eran merecedoras de pertenecer a los Dominican Don’t Play. Es muy frecuente que la prueba a la que se somete al aspirante sea la comisión de un delito (una agresión, un robo). De esta noticia llama la atención la corta edad de las personas, entre las que había una chica de 13 años, y por tanto inimputable (la ley del menor no se aplica a los menores de 14).

Sin querer ser alarmista, sino simplemente poner de manifiesto que hay mucha actualidad con esta cuestión, en Madrid a principios de febrero de este año hubo tres reyertas en el mismo fin de semana. En palabras de dicho artículo, “Al menos tres de las cinco reyertas acaecidas el fin de semana en Madrid, el sábado en San Fermín (Usera) y en la calle de Atocha (Centro) y el viernes en el barrio de la Concepción (Ciudad Lineal), se habrían desatado por diversas ‘caídas’ de bandas latinas: en el argot, salir a la caza indiscriminada de supuestos pandilleros rivales en zonas ‘dominadas’ por sus enemigos, siempre por sorpresa, en superioridad numérica y con un buen puñado de armas encima.”

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Para terminar, unas breves consideraciones jurídicas respecto a este tipo de delincuencia.

La primera, es que partimos de que la mera pertenencia a la banda ya es un delito, independientemente de los delitos que se cometan por sus miembros. Es decir, si se puede demostrar que una persona es miembro de una banda latina, puede ser condenado a una pena de dos a cinco años. El delito de organización criminal, junto con el de grupo criminal, es un delito que admite varias modalidades, con unas penas importantes. Se eleva la pena si la organización está formada por un número elevado de personas, dispone de armas o instrumentos peligrosos, o medios tecnológicos avanzados de comunicación o transporte. Normalmente estas bandas latinas tienen muchos miembros y disponen fundamentalmente de armas blancas.

Otro delito que suele ir relacionado con este fenómeno delincuencial es el de la tenencia ilícita de armas.

Y por último, generalmente nos encontramos en caso de comisión de delitos de lesiones o intentos de homicidio y homicidios.

Por tanto, como se decía, son penas ciertamente importantes. Las lesiones con instrumento peligroso están castigadas en nuestro código penal con penas de dos a cinco años. El homicidio intentado, con penas de cinco a diez años.  Y el homicidio de diez a quince años.

La forma de defender estos asuntos, en mi opinión como abogado penalista, dependerá generalmente de las pruebas testificales con las que cuente la acusación. Las agresiones suelen ocurrir en lugares públicos como plazas, parques o en el metro, en los que en muchas ocasiones hay grabaciones de cámaras de seguridad, ya sea del ayuntamiento o de empresas, por lo que es habitual que se cuente con este tipo de pruebas al respecto.

Los testimonios de los testigos merecen una mención aparte, puesto que en muchas ocasiones incluso las propias víctimas no quieren denunciar, ya sea por temor a represalias o incluso por el orgullo de pertenencia a la banda. Normalmente las agresiones suelen producirse entre bandas, no es tan habitual que agredan a jóvenes ajenos a estas pandillas, por lo que suelen arreglar los problemas entre ellos con más agresiones pero sin acudir a la policía. Esta “ley del silencio” evidentemente muchas veces dificulta la labor de la policía a la hora de investigar los delitos.

Se trata de una modalidad de delincuencia que ciertamente no es nueva en Madrid, pero que actualmente ocupa las noticias prácticamente todas las semanas.

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1 comentario en “Bandas latinas en Madrid”

  1. Luis Manteiga Pousa

    El cáncer de las bandas latinas hay que extirparlo de raíz ya. Aunque con la lamentable Ley del Menor que tenemos poco se puede hacer. Ley lamentable aunque sus defensores las adornen en sus blogs con fotos bucólicas de menores.

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