La denuncia de una agresión es un paso fundamental para buscar justicia y proteger tus derechos. En este artículo, te explicaremos en detalle los plazos legales para presentar una denuncia por agresión, cuándo comienza a contar el tiempo y qué factores pueden afectar el proceso de denuncia.
¿Qué se considera un delito de agresión?
Consideramos, para el ámbito de este artículo, que un delito de agresión es equivalente en significado a un delito de lesiones, es decir, que alguien provoque una lesión intencionadamente a otra persona. Esa intención tiene que ser la de lesionar, porque si la intención es matar, pero no se consigue el objetivo, y la persona acaba lesionada pero no muere (por ejemplo, recibe una puñalada), estaríamos ante un delito de homicidio en grado de tentativa, y no unas lesiones.
Excluimos en este artículo las agresiones sexuales, que consisten en la realización de actos atentatorios contra la libertad sexual de una persona empleando violencia o intimidación.
Por tanto, un delito de agresión sería que el consistente en provocar por cualquier medio o procedimiento un daño que reduce la integridad corporal, la salud física o psicológica de otra persona (la víctima).
¿Cuál es el plazo de prescripción de un delito de agresión?
En primer lugar diremos que la prescripción de un delito produce la extinción de la responsabilidad penal por el transcurso del tiempo, periodo que viene determinado en el código penal.
Como ya hemos dicho en algunos otros artículos, el delito de lesiones tiene una gran variedad de formas de comisión. Hagamos un breve repaso, porque en función de la clase de delitos, el plazo de prescripción es distinto.
Si es un delito leve, que es el que no requiere un tratamiento médico o quirúrgico para curar las lesiones aparte de la primera asistencia, prescribe al año.
Si es un delito menos grave, con penas de hasta cinco años, prescriben a los cinco años.
Y si es grave, prescribe a los diez años cuando la pena va de cinco a diez años. Y prescribe a los quince años, cuando la pena va de diez a quince años.
La mayoría de los delitos de lesiones, es decir, las agresiones más comunes, incluyendo aquellas en las que se utilizan instrumentos o medios peligrosos (por ejemplo, un cuchillo), tienen un plazo de prescripción de cinco años.
Supuestos más graves, como por ejemplo causarle alguien una grave enfermedad somática o psíquica, prescriben a los quince años. Pensemos por ejemplo en una agresión en la que alguien, a consecuencia de unos golpes en la cabeza, acaba con lesiones cerebrales graves. Es un delito que tiene una pena que puede ir desde los seis hasta los doce años, una pena grave que incluso supera a la pena del delito de homicidio en grado de tentativa.
¿Desde cuándo se empieza a contar el plazo de prescripción?
El plazo de prescripción empieza a contar desde el momento de la comisión del delito, es decir, desde que se comete la agresión.
Una vez que se presenta una denuncia, o la policía investiga los hechos y da lugar a un procedimiento judicial que se sigue contra una persona concreta, se interrumpe la prescripción del delito para esa persona que está siendo investigada. Si, por ejemplo, intervienen varias personas en una agresión atacando a una víctima, pero no se puede identificar nada más que a un autor, para los que no se conoce su identidad estaría prescribiendo el delito aunque hubiera un procedimiento judicial en marcha contra otro de los autores.
Ya con el procedimiento en marcha, cada vez que se produce una paralización de la causa, (del asunto judicial), vuelve a prescribir el delito pero reiniciando el plazo de prescripción desde el principio (dicho coloquialmente, poniendo el contador a cero). Puede ocurrir que un delito prescriba habiendo un procedimiento judicial, aunque no es frecuente. Para ello debería haber un periodo de inactividad judicial equivalente al plazo de prescripción del delito. También puede prescribir porque se archive la causa respecto de una persona que inicialmente pudo haber sido detenida, pero después no comparece y no estar a disposición de la justicia, por lo que tras acordar el sobreseimiento provisional de la causa hasta que se encuentre esa persona, el plazo de prescripción vuelve a empezar a correr.
¿Cuánto tiempo tengo para denunciar una agresión?
El plazo que tiene una víctima (o cualquier persona que conozca la comisión de un delito de agresión) para denunciar una agresión es el plazo de prescripción del delito. Lo que ocurre en la práctica, es que lo recomendable es denunciar los hechos cuanto antes.
Si somos víctimas de una agresión, y en función sobre todo de la gravedad de las lesiones, es evidente que lo más importante es la salud, y que empiecen a tratarse esas lesiones. Pero también es cierto que es importante denunciar los hechos lo antes posible, porque cuanto más tiempo tardemos, habrá más posibilidades de que se destruyan pruebas o de que no puedan encontrarse. Por ejemplo, las grabaciones de las cámaras de seguridad, que hoy en día están prácticamente en cualquier sitio en la vía pública, tienen un plazo máximo de treinta días de conservación. Si no denunciamos inmediatamente, la policía no podrá buscar esas cámaras y pedirle al dueño, encargado o titular de dicho dispositivo que entregue las grabaciones. O si transcurren meses o incluso años, también será difícil localizar testigos presenciales de los hechos.
Siempre es recomendable acudir a un abogado penalista a quien encomendar el asunto, para que cuanto antes pueda pedir al juzgado las diligencias pertinentes para acreditar los hechos y poder ejercitar la acusación particular, y estar acompañado a lo largo del proceso penal con el debido asesoramiento. Es cierto que el Ministerio Fiscal ejercita las acciones civiles y penales en nombre de la víctima aun cuando no tenga abogado, pero es recomendable contar con los servicios de un Letrado. No olvidemos que una víctima no tiene acceso al Fiscal ni acude a su despacho explicarle lo sucedido, y aportarle las pruebas. Pero a un Abogado, sí.
¿Cuál es la consecuencia de sufrir una denuncia por agresión?
Hasta aquí hemos visto el enfoque desde el punto de vista de la víctima, que si bien tradicionalmente había sido olvidada por el derecho penal y la criminología, actualmente cada vez se tienen más en cuenta su posición en el proceso y el propio estatuto de la víctima.
Sin embargo, si se nos acusa de haber agredido a alguien, evidentemente lo más recomendable es ponerse inmediatamente manos a la obra para poder diseñar una correcta estrategia de defensa con un abogado penalista experto que pueda defender nuestros intereses debidamente. También se puede contar con la defensa de un abogado del turno de oficio.
No está de más destacar la importancia que tiene hacer frente a un problema como el ser denunciado por una agresión, por las evidentes consecuencias legales tanto de índole personal (por ejemplo, el ingreso en prisión), como de naturaleza económica (por ejemplo, el pago de una multa o una indemnización a la víctima).
Desde los momentos iniciales es muy conveniente proponer la práctica de diligencias de investigación (las pruebas) necesarias que puedan acreditar la inocencia. Si hemos visto que a la víctima le puedan interesar las cámaras de seguridad de un establecimiento que pueda recoger lo sucedido en la vía pública, también a la persona que ha sido acusada de una agresión le puede interesar el contenido de esas cámaras si se demuestra que pudo haber una confusión en cuanto a la identificación de la persona que cometió la agresión. O, por ejemplo, si se puede demostrar que se estaba en otro lugar en el momento de suceder los hechos denunciados, a través de la geolocalización del teléfono móvil. O recabar el testimonio de personas que puedan desvirtuar los hechos denunciados.
Las consecuencias, por tanto, de sufrir una agresión son que se va a ser sometido a una investigación penal, que, de no atajarse de forma conveniente, puede llegar a tener consecuencias muy graves en la vida familiar, personal y profesional de uno.
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