La denuncia por intento de homicidio es un proceso legal crucial que se inicia cuando una persona ha sido objeto de un ataque con la intención de causarle la muerte. En este artículo, exploraremos detalladamente qué implica presentar una denuncia por intento de homicidio y cómo se lleva a cabo este proceso.
¿Qué se considera como intento de homicidio?
El intento de homicidio se da cuando alguien tiene intención de matar a una persona, ejecuta los actos necesarios para ello, pero por circunstancias ajenas a su voluntad, la víctima no fallece. Por ejemplo, quiero matar a una persona a la que disparo, pero falló el tiro y le doy en un brazo, con lo que simplemente está herida.
En la práctica muchas veces se solapa con el delito de lesiones, porque el resultado que se alcanza es el de haber lesionado a una persona. En el ejemplo, las heridas del brazo de la víctima son lesiones. En estos casos es muy importante demostrar (o no) que había intención de matar, lo cual tiene cierta complejidad porque esa intención está en la mente del autor. A menos que el que hizo el disparo manifieste cuál era su intención, normalmente habrá que acudir a datos externos que evidencien esa intención. Por ejemplo, que claramente se viera que apuntaba a una zona vital del cuerpo, o que en el momento de disparar o inmediatamente antes profiriera expresiones del tipo “te voy a matar de un tiro”.
La acusación deberá cuidar de demostrar esta intención claramente, porque en caso contrario es muy fácil que el acusado puede argumentar que en todo caso su intención era simplemente la de lesionar.
¿Cómo se castiga la tentativa de un delito de homicidio?
Ya hemos hablado en otra ocasión de las penas por un delito de homicidio, en este link tienen dicho artículo, del cual les recomendamos su lectura:
Pues bien, la tentativa de un delito se castiga bajando la pena en uno o dos grados, en función del grado de perfección alcanzados.
Sin entrar en discusiones académicas, en el Código Penal anterior, el de 1973, se distinguía entre tentativa y frustración. La frustración era cuando se realizaban todos los actos para cometer el delito, pero por circunstancias ajenas al autor no se producía el resultado (por ejemplo, se fallaba el disparo). La tentativa era cuando no se realizaban todos los hechos (por ejemplo, se carga la escopeta, se apunta, pero alguien nos arrebata el arma justo cuando estábamos a punto de disparar). La frustración se castigaba bajando un grado la pena, y la tentativa bajando dos.
El código penal actual, el de 1995 que entró en vigor en 1996 distingue entre tentativa acabada (la anterior frustración) e inacabada. De todas formas, normalmente en la práctica judicial se da un automatismo y simplemente se baja un grado, es raro encontrarse con una bajada de dos grados en la pena.
Por tanto, y teniendo en cuenta que la pena básica del homicidio es la pena de prisión de diez a quince años, bajando un grado la pena sería de cinco a diez para la tentativa acabada, y de dos años y medio a cinco para la inacabada, bajando dos grados.
Los casos de homicidio agravado, que tienen pena de quince años a veintidós y seis meses, se castigan en tentativa acabada con pena de siete años y seis meses a quince años, y de tres años y nueve meses a siete años y seis meses.
Circunstancias agravantes concretas que se aplican al delito de homicidio
Como ya vimos en su momento en el artículo antes citado, el homicidio tiene unos subtipos agravados, que son:
1. Cuando la víctima sea menor de 16 años o persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o discapacidad.
2. Cuando el homicidio es subsiguiente un delito contra la libertad sexual que el autor hubiera cometido sobre la víctima.
3. Cuando el delito se hubiera cometido por alguien que pertenece a un grupo u organización criminal.
4. Cuando los hechos sean además constitutivos de un delito de atentado.
Un subtipo agravado es un caso especial, en este caso del delito de homicidio, que el legislador ha querido que tenga un tratamiento distinto con una pena más grave.
Agravantes en un delito de intento de homicidio
El homicidio es un delito contra la vida, y es el primero que viene regulado en el código penal, en concreto en su artículo 138. Por tanto, se le aplican las agravantes que se pueden aplicar a este tipo de delitos. Que sea un intento de homicidio no impide que se apliquen circunstancias agravantes, lo que hará es que las penas que hemos dicho anteriormente serán más elevadas por la concurrencia de agravantes.
Las agravantes están recogidas en el artículo 22 del código penal, y entre las que se pueden aplicar homicidio intentado tenemos por ejemplo el abuso de superioridad, aprovechando las circunstancias de lugar tiempo o auxilio de otras personas que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del delincuente, el parentesco, o la reincidencia.
Ahora bien, hay algunas que no estrictamente no se aplican el homicidio, porque si concurren convierten el homicidio en asesinato. Estas circunstancias son ejecutar el hecho con alevosía, mediante precio, recompensa o promesa, o con ensañamiento.
El parentesco es una circunstancia que se considera mixta, porque puede ser atenuante o agravante, según el delito de que se trate. En el caso del homicidio intentado es una agravante, la pena es más alta si mato a un familiar. El fundamento de esta agravante es que se ha quebrado la confianza o seguridad que puede tener alguien estando en presencia de un familiar, puesto que lógicamente tendrá pocas posibilidades de pensar que va a ser agredido.
¿Qué ocurre cuando participan varias personas en un homicidio en grado de tentativa?
Esta es una pregunta muy interesante, que daría para un tema muy largo de desarrollar, aunque intentaremos contestarla de la forma más sencilla de entender posible.
Si hay varias personas que intervienen en el intento de homicidio, es posible que una o varias sean autores materiales, y otros autores intelectuales (por ejemplo, el que planifica todo pero no comete físicamente el hecho, ni siquiera está en el lugar).
O es posible que haya cómplices, que son los que cooperan haciendo algo antes o simultáneamente a la comisión del delito. Por ejemplo, el que facilita la escopeta sabiendo que se va a utilizar para un homicidio.
En estos casos, cada cual tendrá sus propias circunstancias y responderá ante la ley en función de lo que se demuestre que ha realizado. Pero es que en este delito hay un supuesto en el que la pena es más alta, cuando el delito es cometido por quien perteneciere a un grupo u organización criminal. No es necesario que lo cometan varias personas, pero sí que esa persona pertenezca, por ejemplo, a una banda juvenil, o a una organización terrorista.
Y otra modalidad de intervención de varias personas, que en este caso sería una circunstancia agravante del artículo 22.2ª del código penal, cuando se cometa con el auxilio de otras personas que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del delincuente. Por seguir con el ejemplo del disparo, que otras personas ayuden para que la víctima no puede escaparse.
¿Cómo poner una denuncia por intento de homicidio?
Podemos presentar la denuncia en una comisaría de policía nacional o autonómica, o en el puesto de la guardia civil, o bien directamente en el juzgado.
Personalmente considero que es recomendable, en general, acudir en primer lugar a la policía con la guardia civil, puesto que tiene capacidad para actuar con más rapidez que el juzgado, para acudir al lugar de los hechos y recoger las pruebas que pudiera haber y que es fácil que desaparezca, como por ejemplo vestigios de ADN, sangre, huellas, grabaciones de cámaras de seguridad, o incluso simplemente tomar los datos y filiación de los testigos que pudiera haber en el lugar de los hechos. Es más, la simple llamada al 091 para que la policía acude al lugar y ya puede empezar la investigación.
En cualquier caso, también es muy conveniente contratar a un abogado para que ejercite la acción particular lo antes posible, para que pueda tener intervención en el proceso desde el principio.
¿Por qué necesitas a un abogado especialista?
Conocimiento especializado: Los abogados especializados en derecho penal tienen un conocimiento profundo de las leyes penales y los procedimientos legales específicos relacionados con los delitos graves, como el intento de homicidio. Su experiencia les permite abordar con eficacia los aspectos legales y técnicos del caso.
Entendimiento de la gravedad del delito: El intento de homicidio es un delito grave que conlleva consecuencias legales significativas. Un abogado experto en derecho penal puede evaluar adecuadamente la gravedad de la situación, identificar las pruebas clave y proporcionar asesoramiento sobre la mejor manera de abordar el caso.
Protección de derechos: Un abogado defensor se asegurará de que sus derechos sean respetados. Esto incluye garantizar que la investigación policial y el proceso judicial se lleven a cabo de manera justa y que no se vulneren sus derechos durante el proceso.
Manejo de pruebas: Un abogado experto en derecho penal puede ayudarle a recopilar y presentar pruebas de manera adecuada para probar los hechos denunciados. Esto puede incluir testigos, pruebas forenses, registros médicos y cualquier otra diligencia de investigación relevante para el caso.
Preparación para el juicio y asesoramiento y apoyo emocional: En situaciones tan delicadas como un intento de homicidio, contar con el apoyo y asesoramiento de un abogado experto puede ser reconfortante. Proporcionará orientación legal, así como apoyo emocional durante todo el proceso legal. Es cierto que el fiscal ejerce la acusación, pero los fiscales no se reúnen con las víctimas para preparar los juicios ni para hablar de la pena o la indemnización que se va a solicitar.
Por todas estas razones es muy conveniente contar con un abogado de confianza que lleve el asunto.
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