La llegada de un nuevo miembro a la familia es un momento lleno de esperanza y alegría. Sin embargo, en algunos casos, el proceso de parto puede llevar a complicaciones que afectan la salud del recién nacido. Uno de los riesgos que se pueden presentar es la hipoxia, una condición en la que el bebé recibe una cantidad insuficiente de oxígeno durante el parto. En este artículo, exploraremos en detalle las consecuencias de la hipoxia en el parto y cómo puede impactar en la vida del bebé y de la familia.
¿Qué es la hipoxia en un parto?
La hipoxia en el parto es la falta de oxígeno que recibe el feto durante dicho proceso. Esa falta de oxígeno afecta a los tejidos fetales, en especial al cerebro, provocando lo que se conoce como encefalopatía hipóxico-isquémica, con graves consecuencias para el bebé, e incluso la muerte del mismo durante o en días posteriores.
¿Cuáles son las causas más comunes de hipoxia en el parto?
No debemos olvidar que el parto es un proceso en el que el feto sufre una situación de estrés, por lo que es fundamental una adecuada y continuada vigilancia de su bienestar.
Durante el trabajo de parto, el feto puede sufrir alteraciones en su frecuencia cardiaca. Estas alteraciones se reflejan en el registro cardiotocográfico, y deben ser atendidas por el ginecólogo en tiempo. Muchas de estas variaciones son patológicas y son verdaderos indicios de que algo no está yendo bien en el parto (dips variables, bradicardias mantenidas etc etc)
En ocasiones la hipoxia se produce porque existe una vuelta de cordón, en procesos de dilatación muy prolongados, en los que se administra a la madre fármacos para favorecer las contracciones, o bien porque el feto queda encajado y no desciende.
En todos esos casos, si se comprueba que el feto puede estar en una situación de riesgo, es necesario actuar con rapidez, para exponer al bebé al menor tiempo posible en esa situación de falta de oxígeno.
¿Qué efectos tendrá la hipoxia en el bebé?
Dependiendo del tiempo en que el feto esté en situación de hipoxia, los daños serán mayores, ya que se destruye mayor tejido cerebral. Un tiempo prolongado en situación de hipoxia puede conllevar una encefalopatía hipóxico-isquémica, con el resultado del nacimiento de un bebé con gravísimas limitaciones, tanto a nivel físico como psíquico (parálisis cerebral, tetraparesia, epilepsia, estado vegetativo etc); e incluso, el fallecimiento si el daño al tejido cerebral es muy grave. En todo caso los daños van a suponer el condicionamiento de por vida del niño y sus padres.
¿En qué casos la hipoxia deriva de una negligencia médica?
Siempre que aparezcan alteraciones patológicas en el registro cardiotocográfico, el ginecólogo tiene que comprobar el bienestar fetal. Para ello se debe realizar una determinación de pH de calota fetal, prueba que nos informará si existe sufrimiento fetal y en qué grado. En el caso de no disponer de esta prueba, se debe finalizar el parto de la manera más rápida, a ser posible mediante la realización de una cesárea.
Cuando esas alteraciones en el registro fetal no son atendidas y se mantiene una situación de sufrimiento fetal, ya sea porque la matrona no avisa al ginecólogo para que lo compruebe, bien porque el ginecólogo no realiza las oportunas comprobaciones, o demora su realización, se está actuando de forma incorrecta, ya que estamos ante una situación de urgencia vital para el bebé que requiere de una respuesta adecuada a dicha situación de urgencia.
También existe negligencia en los casos en los que no se monitoriza al feto, frecuencia fetal y pujos de la madre, puesto que es necesario comprobar la situación de bienestar fetal durante todo el proceso de parto.
¿Cómo puedo denunciar una negligencia médica por hipoxia durante el parto?
Es fundamental contar con la historia clínica completa del bebé y de la madre, que incluya tanto el registro cardiotocográfico, como el partograma y la inmediata historia clínica del bebé, para poder realizar un análisis completo de la actuación del ginecólogo y la matrona durante todo el parto.
Esta documentación será analizada por peritos especialistas (ginecólogos y pediatras), que informarán sobre si hubo negligencia en la actuación de médico y/o matrona, para que su abogado, experto en la materia, pueda asesorarle sobre la mejor manera de solicitar el correspondiente resarcimiento de daños y perjuicios.
En el caso de bebés que nacen con graves daños cerebrales, es importantísimo que su abogado le exponga todos aquellos daños que deben ser reclamados, ya que son muchas las necesidades asistenciales, de ayudas técnicas y ortopédicas, etc… que necesitará de por vida el niño, puesto que se trata de personas dependientes para actividades básicas de la vida diaria, con unos requerimientos muy específicos en asistencia especializada (médica, rehabilitadora).
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